A finales del siglo XIX abría sus puertas en las Ramblas la Camisería Hermanos Bonet. Su localización, frente el famoso Liceu de Barcelona, nos hablaba mucho de sus posibles clientes, hombres pudientes que gustaban de ir vestidos con elegancia y cierta exclusividad. Eran otros tiempos y otras Ramblas y este tramo de la calle en el que el Liceu era el gran protagonista se convertía en uno de los escenarios favoritos de la burguesía local.
La fachada aun recuerda los complementos de moda masculinos que ofrecía la camisería / Archivo del autor
Por aquel entonces la moda masculina, la de hombres que imaginamos con bigote y bombín, estaba influenciada por los productos que llegaban de Paris y Londres. Los Bonet visitaban esas ciudades y allí conseguían nuevos proveedores para su tienda. En aquel entonces todo lo hacían a medida desde las camisas a la ropa interior o los pijamas, era el lujo de la personalización.
El negocio llegó con buena salud hasta los años 90. Llegando a celebrar el centenario de la camisería en 1989 con una importante reforma arquitectónica que recuperó el aspecto original de la tienda, una pequeña obra de arte del modernismo austriaco Secessionsstil.
Algunos detalles modernistas en la fantástica fachada de la tienda. Uno de los pocos ejemplos del movimiento modernista austriaco en Barcelona / Archivo del autor
En 1993 la tienda era galardonada con el premio «Guapa per Sempre» que el Ayuntamiento de Barcelona otorgaba como reconocimiento a las tiendas históricas de la ciudad. Un premio que no impidió su desaparición nueve años después. La transformación de los hábitos de consumo en el mundo del textil, unidos al declive imparable de las Ramblas y la escasa protección al comerciante tradicional, ayudaron a que la Camisería Bonet cerrara sus puertas en el año 2002.
La placa que otorgó el Ayuntamiento en 1993, aun recuerda a la camiseria desaparecida en 2002 / Archivo del autor
Comprada por un empresario paquistaní, la tienda no tardó en convertirse para horror de muchos ciudadanos, en otra infame tienda de suvenires baratos llegando al extremo de llenar sus delicados aparadores con camisetas de Ronaldinho o gorros mejicanos. Recientemente y tras recibir algunas presiones municipales la tienda ha cuidado más su aspecto y se ha convertido en una sucursal de las famosas figuritas de Lladró, un final que sigue sin convencer a todos los que amamos la historia de Barcelona.
Detalle de la decoración modernista en el numero de la tienda. El toldo recuerda el pasado de la tienda / Archivo del autor
Localización
Les Rambles num.72
Alex Em crida la atenció que hagin conservat els rotuls. Això esta be, aixis, tu pots explicar nos aquesta part de la nostre ciutat. Mercès com sempre